Con el final del verano y la llegada del otoño aparecen las moras, un pequeño fruto silvestre (aunque también se cultivan) que no sólo colorea de morado nuestros campos sino también nuestra mesa. Multitud de especies animales, desde pájaros a roedores, tienen en su dieta todo tipo de moras, y el ser humano no es una excepción. Esta fruta no sólo proporciona color sino también sabor, éste es agradable y agridulce, haciendo de la mora una exquisita fruta.